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Enseñanza remota de emergencia: ¿otra cara del e-learning?     

Con la amenaza de pandemia COVID-19, las empresas, escuelas y universidades de muchos países tuvieron que experimentar el trabajo a distancia en los últimos meses. De hecho, los servicios de videoconferencia, los proveedores de herramientas de producción de contenidos didácticos y otros productos tecnológicos aprovecharon el incremento de la demanda para posicionar su oferta a primer plano. Por otro lado, los webinars, tutoriales y videos de “expertos” se pusieron en boga. Ahora que poco a poco la situación sanitaria se está normalizando, está llegando la hora realizar el balance, sacar las conclusiones y aprender de esta experiencia no deseada.

Enfrentar una situación de crisis

La situación de crisis a la que nos enfrentamos obligó a las organizaciones llevar a cabo una transformación radical de sus procesos, familiarizarse con herramientas nuevas, casi de la noche a la mañana, sin planificación ni preparación técnica o personal. En el sector de la educación, la enseñanza a distancia se impuso como la única solución para asegurar cierta continuidad pedagógica. Sin embargo, a pesar del gran compromiso de los maestros, tanto los padres de familia como los alumnos y los propios docentes tienden a expresar su frustración en cuanto al éxito de esta modalidad. Como especialistas del e-learning, nos parece importante sugerir una reflexión sobre lo que llamaremos “enseñanza remota de emergencia [1]” para evitar que “se selle la percepción del aprendizaje en línea como una opción débil [1]”.

¿Enseñanza a distancia o aprendizaje en línea?

Ensenar y aprender son dos cosas distintas, aunque en el mejor de los casos, lo primero lleva al segundo. Para que la enseñanza genere el aprendizaje, esta debe operar en un contexto favorable, diseñado según varios criterios. Entran en juego el tipo de material didáctico, la ergonomía, las interacciones, las retroalimentaciones, etc. En fin, el aprendizaje es un proceso cognitivo y social, no solo el resultado de la transmisión de informaciones.

¿Presencial o a distancia?

Muchos docentes y capacitadores siguen desconfiando de la enseñanza a distancia, a pesar de que las investigaciones demuestran que los cursos en línea producen mejores resultados en el aprendizaje…siempre y cuando se orquesta de manera racional y profesional [2]. Si fuera suficiente presenciar una conferencia para adquirir conocimientos, ¡cuánta sabiduría podríamos almacenar! En realidad, presencia o distancia no son criterios pertinentes para determinar la eficacidad de un curso porque el ecosistema de aprendizaje creado (o faltante) alrededor del curso y del aprendiz contiene muchas variables cuyo impacto es primordial. Ya sea que el curso se imparta en presencial o a distancia, el contenido educacional se transformará en conocimiento adquirido, siempre que el ecosistema facilite el acceso a los recursos formales, informales y sociales necesarios para el aprendizaje. La “enseñanza remota de emergencia”, por definición, cumple con el objetivo de proporcionar rápidamente un acceso temporal a la educación, no puede entretenerse en diseñar un ecosistema de aprendizaje eficiente.

¿Iniciar el cambio o volver a las costumbres de antes?

El mandato “quédate en casa” nos trajo desafíos a veces difíciles de lograr, pero al mismo tiempo, nos da una oportunidad de reflexionar sobre nuestras prácticas. Que lo queramos o no, estamos inmersos en la era digital y las modalidades en línea son más que una simple opción que se podría descartar. Para aprender de esta experiencia de situación de emergencia y considerar el paso siguiente, hay que tomar en cuenta que una educación en línea de calidad resulta del diseño cuidadoso y de la planificación racional del entorno de aprendizaje, lo cual debe ser flexible, inclusivo y centrado en el aprendiz. Lleva tiempo, dedicación y profesionalismo. Es una inversión. Para dar un ejemplo, el desarrollo de un curso universitario en línea lleva entre 6 meses y 1 año (desde la planificación hasta la primera difusión).

Cuando la situación sanitaria se haya normalizado, a la hora del balance, cada organización o institución tendrá la posibilidad de extraer lecciones de su experiencia de “enseñanza remota de emergencia” para elaborar su estrategia de aprendizaje en línea. Lo más seguro es que no faltarán otras situaciones que nos empujen hacia la digitalización de los cursos. Es mejor anticiparlo. Para eso, no duden en pedir el apoyo de profesionales.

En E-Learning Touch’ contamos con herramientas y profesionales capacitados para asesorarles en el desarrollo de sus proyectos de e-learning.

[1]EducauseReview ; Charles Hodges, Stephanie Moore, Barb Lockee, Torrey Trust and Aaron Bond ; March 27,2020

[2] En otro artículo, explicaremos las 9 variables para un aprendizaje en línea eficiente.